Investigadores uruguayos analizan variantes de cepas de Covid-19 en aguas residuales
El estudio dio resultados similares a los obtenidos a través de análisis clínicos, en cuanto al comportamiento del virus.
La Universidad de la República, con profesionales de la Facultades de Ciencias, Ingeniería, Medicina y Química; junto a personal del Instituto Clemente Estable; y con la colaboración de la Intendencia de Montevideo y de OSE; llevan adelante una investigación cuyos resultados serán presentados ante las autoridades sanitarias para ser tenidos en cuenta al momento de incorporar nuevas políticas de vigilancia y prevención.
La investigación es complemento de otro proyecto llevado adelante por parte del equipo de trabajo y la Fundación Ricaldoni, que apunta a crear una herramienta de vigilancia epidemiológica del SARS-CoV-2 en aguas residuales.
El virólogo Santiago Mirazo, explicó que en esta nueva etapa de investigación están analizando la presencia o ausencia del virus en aguas residuales y qué variantes o cepas circulan por éstas.
“Es una herramienta de vigilancia genómica en tiempo real que permite identificar las variantes que circulan en aguas residuales y en la comunidad antes de que sean detectadas en los casos clínicos”, detalló el investigador.
Este relevamiento permitirá anticipar “cómo se va a comportar la epidemia en el corto plazo a través de la distribución de variantes”, explicó.
El estudio se llevó a cabo con muestras de aguas residuales de Salto, Rocha, Montevideo, Rivera y Melo. En algunas zonas se hizo un muestreo mensual desde fines de 2020 a fin de 2021, el que ahora se retomará; en tanto que, en otros casos, las tomas fueron más espaciadas.
“Lo que hemos visto hasta ahora es que se comporta en forma especular, o sea, es como un espejo de lo que ha ocurrido en los casos clínicos”, describió Mirazo. Y explicó que en los resultados obtenidos, el orden de las variantes detectadas fue igual a como lo fueron anunciando las autoridades sanitarias e incluso en algunos casos llegaron a detectar antes las cepas.
La homogeneidad registrada en todos los departamentos estudiados hace que no sea necesario ampliar la zona de muestreo. Rivera fue el único lugar donde se registraron diferencias. Mirazo explicó que en esa ciudad fronteriza detectaron que los aumentos de frecuencias de algunas variantes se registran en forma adelantada. En otras palabras, “lo que ocurre en el país, ocurre antes en Rivera”, puntualizó.
Suma de conocimiento
La investigación cuenta con la colaboración de la Universidad de Nueva York, donde se desempeña la microbióloga uruguaya Mónica Trujillo, quien ayudó a impulsar el estudio en nuestro país brindando no solo el know how de la institución sino también el aporte económico.
Tras meses de trabajo, presentarán los resultados ante el Ministerio de Salud Pública (MSP) para que la herramienta sea tenida en cuenta para la vigilancia del virus.
Al ser consultado sobre la posibilidad de que realmente sea adoptada para el control del virus, Mirazo no dudó en afirmar que eso es lo que terminará sucediendo porque así ha pasado en otros países más adelantados.
El científico afirmó que este método ahorra en recursos económicos y humanos. En promedio, con una muestra de agua de 50 o 100 ml por día, se obtiene la misma información que estudiando a un centenar de pacientes. “Tenés un ahorro en reactivos, recursos económicos, recursos humanos y además es más rápido”, resumió.
Donde sí continuará siendo útil la herramienta de testeo de personas será en el estudio de la población internada en CTI. Ahí no se puede estudiar las aguas residuales y es necesario conocer la información sobre las variantes más presentes entre los pacientes.