sEDa: El espectáculo que hizo bailar a un drone
Ingeniería deMuestra 2014 cerró al ritmo y compás de sEDa: un espectáculo de danza y tecnología que puso dos bailarinas y un drone en escena. El inédito show, realizado especialmente para la muestra, fue montado por el Laboratorio de Medios (Medialab) de la Facultad de Ingeniería junto a la bailarina Analía Fontán y artistas invitados.
Una bailarina se desplaza sobre el escenario al compás de la música, mientras su compañero de pieza –un drone- le sigue los movimientos a escasos metros de distancia. Aunque esta escena podría corresponder a una película de ciencia ficción, es parte de sEDa: un espectáculo de danza y tecnología del Laboratorio de Medios (Medialab) de Facultad de Ingeniería que puso el broche de oro de Ingeniería deMuestra 2014. La obra, inédita en Uruguay, supone la primera vez que un robot sube a un escenario para interactuar con una bailarina.
Señal de Ajuste
“El objetivo fue representar el proceso que se da cuando un ser humano se acerca a una nueva tecnología, desde la etapa inicial de miedo y desconocimiento, hasta el momento en que aprende a manejar el dispositivo y es capaz de hacer un juicio valorativo sobre él” indicó Ewelina Bakala, responsable de diseño visual y programación de sEDa.
Estas etapas de “ajuste humano-máquina” fueron vivenciadas en carne propia por las bailarinas del espectáculo, Ximena Castillo y Jesica Lateulade, quienes carecían de experiencia en escena con tecnologías de interacción. En efecto, además del drone, en el show fueron usadas una cámara Kinect y el software Processing, que en función de la ubicación y los movimientos de la bailarina activaba diferentes efectos de sonido o imagen.
“En este tipo de obra el artista adquiere mayor responsabilidad como creador, porque sus acciones generan y modifica en tiempo real lo que el espectador percibe” explicó Analía Fontán, directora y encargada de diseño de sonido de la obra. “Por eso nunca dos espectáculos son completamente iguales: lejos de estar todo cronometrado, la interacción con la tecnología genera “accidentes sincrónicos” que muchas veces son irrepetibles” agregó.
Las realizadoras confiesan que realizar este show supuso un riesgo importante, porque todos los dispositivos tecnológicos interactuaban de forma online. “Bastaba con que se desenchufara un cable para que la kinect dejara de funcionar, o que nos quedáramos sin internet para que el drone perdiera la señal” ejemplificó Ewelina.
Un drone irrumpe en escena
Incluir un robot en una obra y lograr que fuera parte de la esencia de la trama, era un viejo sueño de Fontán. “Queríamos armar un espectáculo innovador que tuviera un criterio estético y narrativo: usar la tecnología siempre que se integrara a la escena volviéndose parte del relato también” dijo.
En sEDa, el sueño se materializó en “El mito de BobDrone”, acto final en que la bailarina interactúa con el drone. “Detrás de ese encuentro nos imaginamos la historia de un super nerd romántico capaz de crear un robot para conquistar a la chica de la que está enamorado y que la persigue con el aparato por toda la ciudad, hasta que se produce el encuentro” explicaron las creadoras.
“La escena recuerda que si bien usamos muchas tipos de tecnologías para comunicarnos, para entrar en contacto (y también escondernos), en algún momento hay que pasar de pantalla y romper la mediación para poder generar un vínculo real”, reflexionó la directora.
De la bioinformática al show
Ewelina y Analía trabajaron juntas durante dos meses en el montaje de SEDA. Sin embargo, ambas realizaron un extenso camino previo que las condujo desde sus respectivas profesiones hacia el estudio de la interacción danza-tecnología. Analía es licenciada en Ciencias de la Comunicación, estudió Diseño de Sonido y se especializó en Danzas Folclóricas en la Escuela Nacional de Danza.
Por su parte, Ewelina es una bioinformática de nacionalidad polaca que llegó a Uruguay hace 5 años para realizar una pasantía en el Instituto Pasteur. Una vez culminada la práctica profesional decidió quedarse a estudiar y trabajar en nuestro país, aprovechando las amplias posibilidades laborales que el sector brinda. Hoy realiza una maestría sobre interacción persona-computadora en el PEDECIBA y se desempeña en MediaLab de FING.