Desafiando barreras
En el marco del 8 de marzo, les presentamos a tres emprendedoras apoyadas por Fundación Ricaldoni que buscan convertir sus ideas innovadoras en proyectos de alto impacto.
Históricamente, las mujeres han enfrentado múltiples obstáculos para desarrollarse en áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática, por sus siglas en inglés). Sin embargo, cada vez más mujeres emprenden en estos sectores, aportando soluciones innovadoras y transformando realidades.
En este momento, Fundación Ricaldoni (FJR) apoya tres emprendimientos de base científico tecnológica liderados por Camila Ruiz, Huilen Rodríguez Wenzel y Sheena Salvarrey. Con el patrocinio de la FJR, las emprendedoras accedieron a una financiación del instrumento de Validación de la Idea de Negocios (VIN) de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE) y de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII).
La ejecutiva de Emprendimientos de FJR, Silvana Nallem, señaló que “es una buena señal” que aparezcan proyectos liderados por mujeres en ciencia, tecnología y agro.
Recordó que en sus cinco años de trabajo en la Fundación “la mayor parte de los proyectos con los que trabajamos fueron liderados por varones. Incluso en algunos de ellos todos sus integrantes eran varones. Fueron pocos los equipos mixtos y hasta la llegada de estos tres proyectos, habíamos tenido un solo proyecto liderado por una mujer. Me refiero al emprendimiento Rebío, liderado por Valeria De Angeli”.
“Es evidente que las cosas están cambiando”, señaló Nallem, al tiempo que valoró que la visibilidad de mujeres en lugares de liderazgo “es un incentivo para que otras mujeres también emprendan”.
La ejecutiva de Emprendimientos y la encargada del Área, Andrea Solari, brindan asesoramiento estratégico a emprendedores apoyados por FJR y les acompañan a través de reuniones semanales durante todo el período de la validación de ideas de negocio.
“Que los espacios de acompañamiento estén liderados por mujeres, permite otra permeabilidad para animarse a acercarse a nuestra institución, para sentirse acompañada y escuchada”, señaló Nallem y agregó que la aparición de nuevos emprendimientos liderados por mujeres “está brindando la posibilidad de tejer otros tipos de redes de referencia”. “A veces, como emprendedora querés un consejo de otra emprendedora porque los desafíos que atravesamos hombres y mujeres son completamente diferentes”, concluyó la ejecutiva de Emprendimientos de la FJR.
Copada por emprender
Camila Ruiz es una emprendedora argentina que está desarrollando una solución para predecir, de forma estandarizada, digitalizada y evolutiva, el shock séptico en pacientes que ingresan en las emergencias de hospitales o que están internados en terapia intensiva. Se trata de un procedimiento diseñado específicamente para médicos terapistas y emergentólogos.
Ruiz, que actualmente tiene 30 años y está recibida de ingeniera biomédica, señaló que su decisión de convertirse en emprendedora se debió a “una mezcla justa de cosas que ocurrieron”. Relató que, por un lado, tuvo el ejemplo de su padre quien en los años 90 “fundó varias empresas vinculadas al procesamiento de imágenes que siempre apostaron al desarrollo nacional”. Por otro lado, entre 2016 y 2018 fue becaria de la Universidad Nacional de San Martín y luego trabajó en un emprendimiento incubado en la Fundación Argentina de Nanotecnología que está instalada en la propia Universidad. Como “estaba muy copada con emprender”, consiguió trabajo en una empresa de insumos médicos para entender mejor al mercado.
“Mezclar esos mundos me llevó a este camino pero siempre tuve el sueño de tener algo propio, que fuera innovador y que apostara al desarrollo nacional. Viendo a mi padre, siempre estuve empapada en lo que es la ciencia y la tecnología, a tal punto que de niña me hubiese encantado ir al Secundario Técnico pero en aquel momento eran muy pocas las niñas que concurrían. Ahora es distinto, así que en unos años, cuando estas chicas crezcan y emprendan sin estos prejuicios, se va a dar un cambio rotundo”.
Ruiz señaló que “hay un modelo muy marcado de emprendedor masculino”. “Lo que me da bronca del ambiente emprendedor es que el primer ejemplo que se le ocurre a la gente es Steve Jobs, es decir un estereotipo de hombre blanco, hetero; mientras que de la primera mujer que hablan es de Elizabeth Holmes que fue condenada por estafar a inversores. Me da bronca que el caso más conocido de una mujer emprendedora sea un fraude, mientras que en los buenos ejemplos de emprendedurismo se recuerden a los hombres”, indicó.
Seguir tus propias reglas
Al ser consultada, Ruiz señaló que “tiene clarísimo” qué consejo le daría a una emprendedora que estuviera a punto de comenzar a emprender: “que cada una siga sus propias reglas y que construya su propio manual. Ese es mi mejor consejo”, puntualizó.
“Comencé a emprender tratando de seguir el manual de otros porque siempre está la idea instalada de que tenés que hacer las cosas de determinada manera porque si no lo hacés así, está mal. Hoy en día, escribiendo mi manual y haciendo las cosas a mí manera, me está yendo mucho mejor que cuando intenté seguir los manuales de otras personas. Estuve mucho tiempo enfocada en hacer cosas que no me sirvieron, en cambio cuando empecé a seguir mi instinto y a ver mis necesidades, me empezó a ir mucho mejor”, indicó.
“Cada idea y cada emprendimiento, es un mundo. Entonces hay que saber encontrar tu propia forma, tus propias ventajas, tu propia forma de hacerlo. Este es el mejor consejo que podría dar”, concluyó Ruiz.
Hacer lo que te emociona y no darte por vencida
Huilen Rodríguez Wenzel está desarrollando una herramienta de uso terapéutico y domiciliario para personas que buscan aliviar su dolor cervical. La emprendedora tiene 28 años y se licenció en Osteopatía en Barcelona.
Su idea de emprender comenzó al mismo tiempo que empezó a trabajar como osteópata. “Me di cuenta de que hacen falta dispositivos y masajeadores de calidad diseñados para dar resultados terapéuticos”, así que en 2020 comenzó a desarrollar un cojín de masaje lumbar, que logró patentar en España en 2021.
Por otra parte, ante el alto número de consultas por dolores cervicales, en 2022 comenzó a idear un dispositivo terapéutico para el cuello. “Como profesional de la salud neuromusculoesquelética, estoy preocupada por el impacto que tiene el aumento del uso prolongado de computadoras y celulares en la salud cervical”, explicó.
“Millones de personas sufren dolor de cuello, contracturas, cefaleas tensionales, jorobas y artrosis cervical, pero no existe una herramienta diseñada específicamente para apoyar la salud cervical de manera integral y que, además, sea apta para uso domiciliario. Como osteópata, quiero un dispositivo para aplicar en consulta, pero que también pueda recomendar para el uso en casa”, señaló.
Partiendo de esta necesidad y basada en estudios clínicos existentes, comenzó a idear un dispositivo “que permitiera un abordaje terapéutico completo y accesible.”
Haber patentado el cojín lumbar le sirvió de experiencia para este nuevo emprendimiento. “Este tipo de proyectos de innovación en áreas de bioingeniería y mecatrónica son costosos porque requieren diseñar un dispositivo desde cero, hacerlo funcionar en formato digital, producir un prototipo funcional para ensayos, diseñar memoria descriptiva para el patentamiento y definir una estrategia comercial”, explicó.
“Hacerlo con poco capital te obliga a convertirte en una persona multifacética, a encargarte de múltiples tareas y, en consecuencia, a aprender un poco de cada área”.
Rodríguez Wenzel se define como “una máquina de ideas” que siempre está pensando en cosas nuevas. “Encarar estas ideas para convertirlas en una realidad requiere responsabilidad y esfuerzo, tus decisiones y acciones definen el resultado. Pero también requiere ganas, ilusión y un cariño especial por el proyecto”.
“Cuando hablamos de proyectos con carácter innovador, implica desarrollar soluciones nuevas y enfrentar desafíos técnicos, legales y comerciales, a veces sin un camino preestablecido. Personalmente, creo que hay que enfocarse en proyectos que agreguen valor al mundo y generen un impacto positivo, no solo beneficio económico”.
“Las mujeres podemos hacerlo todo”
“Aspiro a especializarme en terapias de regeneración articular”, comentó Rodriguez Wenzel. "Planeo estudiar e investigar en profundidad este campo. También me gustaría abrir un centro especializado en salud neuromusculoesquelética. Creo que las mujeres podemos hacerlo todo si queremos: tener una familia, una carrera académica y un emprendimiento comercial…”
“Considero que la sociedad tiene una deuda con nosotras por habernos privado durante muchos años de derechos básicos como votar, estudiar y elegir libremente a qué dedicar nuestras vidas. Esto no es un reproche, sino el reconocimiento de una realidad dolorosa. Afortunadamente, lo estamos cambiando entre todos. Aún quedan vestigios de esa desigualdad, pero hemos avanzado muchísimo”, señaló la emprendedora.
Al ser consultada sobre qué consejo le daría a una emprendedora que esté transitando las etapas iniciales de su camino, Rodríguez Wenzel afirmó: “Le diría que curse los talleres de Brújula Emprendedora que organiza la Fundación Ricaldoni, ya que están especialmente diseñados para estas etapas iniciales, y son gratuitos”.
“Cuando hay una idea que te emociona y querés materializarla, es fundamental comenzar definiéndola en todas sus características y en un formato comercial. Es maravilloso poder contar con un equipo especializado que te apoye en este proceso y te guíe en los próximos pasos. El proyecto debe ilusionarte hasta el punto en que estés dispuesta a dedicarle horas de tu tiempo libre y, a veces, hasta sacrificar horas de sueño para avanzar. Por eso, es clave que esté alineado con tu ikigai” (NdeR: razón de ser).
“Yo, por ejemplo, quiero poder generar opciones para optimizar la calidad de vida. Eso es lo que me mueve: brindar soluciones para el bienestar”, dice con una sonrisa.
“El otro consejo es no tener miedo al fracaso. Einstein dijo “el fracaso es el éxito en progreso”, es casi imposible hacerlo todo bien a la primera. La filosofía de tomar los fallos como aprendizaje es crucial para no desanimarse en el camino” concluyó la emprendedora.
No están acostumbrados a que la mujer lleve la voz cantante
La emprendedora Sheena Salvarrey dirige SheeBee el primer emprendimiento uruguayo que comercializa abejorros, un tipo de abeja autóctona del género Bombus, para mejorar la polinización de cultivos comerciales.
Con 41 años, Salvarrey es investigadora de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República y la primera vez que pensó en convertir sus saberes académicos en un emprendimiento fue mientras realizaba su Maestría en Ciencias Agrarias. “Mientras investigaba la potencial utilización de los abejorros como polinizadores en cultivos comerciales y la cría en cautiverio de especies nativas, me di cuenta que el sector productivo necesita de polinizadores y que se necesitan biotecnologías que ayuden a los productores”, explicó al portal de la FJR.
Ser emprendedora implica “muchos desafíos”, señaló. “Cambiar el rol de investigadora para convertirse en emprendedora trae incertidumbre y una, como mujer con hijos a cargo, trata de tener todo bajo control, por lo que es un desafío bastante grande”. La incertidumbre combinada con la crianza de los hijos y la forma de organizarse “es diferente para una mujer que para un hombre”.
El emprendimiento de Salvarrey está inserto en el sector agrícola. La emprendedora señaló que aunque todavía no chocó contra ningún impedimento por ser mujer, tiene claro que “le será más difícil”. “Si bien la situación está cambiando, en el mundo del campo una todavía se encuentra con algunas personas que no están acostumbradas a que sea la mujer la que presente las propuestas”. Agregó que nota cómo algunos clientes se manejan diferente si va sola o si va acompañada con su socio, el apicultor Diego Rosenbach. “Son cosas pequeñas, pero una se da cuenta que no están todos acostumbrados a que la mujer lleve la voz cantante o lidere”. Agregó que, cuando se presenta como investigadora logra “llevar mejor a las personas, pero si me presentara directo como empresaria a promover un producto, se notan las diferencias entre ser mujer u hombre”.
Animarse y confiar
“Hay que animarse y siempre confiar en nuestras capacidades. Siempre hay adversidades pero no hay que tomarlas en forma personal ni pensar en que quieren menoscabarnos por ser mujer. Más bien pienso que son problemas de los demás, así que me concentro en seguir adelante, confiando en mí misma para llevar adelante mis ideas”, indicó Salvarrey.
“Hay que ir desafiando barreras sin tener miedo de ocupar lugares de trascendencia o de liderazgo. Hay que ir buscándose los espacios y ocuparlos sin detenerse por lo que piensen los demás”, concluyó la directora de SheeBee.
Transformar los espacios desde el amor y el cuidado La encargada de Operaciones de Fundación Ricaldoni, Andrea Solari, señaló que “está demostrado que las mujeres en cargos de liderazgo contribuyen al aumento de la productividad, a mejorar la colaboración e inspiran mayor dedicación. A pesar de eso, el porcentaje de empresas o emprendimientos liderados por mujeres es muy bajo en relación al liderado por hombres”.
La especialista señaló que “las mujeres emprendedoras motivan a otras mujeres a iniciar sus propios negocios o emprendimientos. También han demostrado su capacidad de influir, inspirar y marcar la diferencia en las vidas de muchas personas, a transformar los espacios en los que se desenvuelven, desde el amor y el cuidado”.
“Más allá del género, uno de los principales motivos para emprender es el deseo de autonomía y libertad. Creo que para las mujeres esa motivación es mayor y valoran mucho el emprender ya que les permite compatibilizar trabajo y familia”.
“Respecto a los temas de liderazgo, es importante reconocer que las habilidades y competencias de liderazgo no están determinadas por el género, pero creo que las mujeres o el liderazgo femenino tiende a ser o se caracteriza por la empatía junto a una conversación asertiva (en general primero tratamos de entender para luego ser entendidas), la versatilidad, cooperación, predisposición al cambio, y sin duda un gran compromiso quizás por miedo a no estar a la altura de los hombres o la altura de cualquier situación”, señaló Solari.
“Me gusta la frase “No somos productos de nuestras circunstancias, sino de nuestras decisiones”. Creo que a partir de ahí, de esa proactividad, las mujeres o cualquier persona, puede lograr lo que se proponga”, concluyó la encargada de Operaciones de Fundación Ricaldoni.
Apoyos FJR
A través del instrumento VIN de ANDE y ANII, Fundación Ricaldoni acompaña a emprendedores en sus primeros pasos para emprender, apoya proyectos que planteen experimentos de validación para el desarrollo de un mínimo producto viable y su testeo en el mercado objetivo, que requieran de fondos económicos para su ejecución y que tengan como objetivo probar la viabilidad comercial del producto o servicio.
Los primeros pasos de un emprendimiento son una etapa fermental en la que el equipo emprendedor debe preguntarse, entre otras cosas, qué problema quieren resolver y quiénes lo tienen, cómo lo van a resolver y cuál es el valor que quieren aportar al mercado.
"La etapa de postulación al VIN genera mucho intercambio, muchas idas y vueltas. Es un trabajo súper intenso que realizamos junto a los emprendedores y a los facilitadores designados”, señaló la ejecutiva del Área Emprendimientos de FJR, Silvana Nallem.
“Desarrollamos una metodología de trabajo en la cual creemos y que tiene como resultado que la mayor parte de los emprendimientos que hemos apoyado hoy estén consolidados en el mercado, lo que nos da una gran satisfacción”, concluyó Nallem.
Aquí podrás acceder a otros apoyos que Fundación Ricaldoni brinda a emprendedores con proyectos de base científico – tecnológica.